5 centra tu atención en el tercer ojo

Con la atención entre las cejas, deja que la mente esté delante del pensamiento. Que la forma se llene con esencia de la respiración hasta la coronilla y que allí se desborde como luz.

entre las cejas hay una glándula que es la parte más misteriosa del cuer­po. Esta glándula, denominada glándula pineal. Tienes que hacer algo para abrir­lo. No está ciego; simplemente está cerrado. Esta técnica es para abrir el tercer ojo.

Con la atención entre las cejas...

Éste es uno de los métodos más sencillos para estar atento. No puedes estar atento a otra parte del cuerpo tan fácilmente. Esta glándula absorbe la atención mejor que ninguna otra cosa. Se dice que, para el tercer ojo, la atención es comida. Tiene hambre; una vez que adviertes que tu atención es magnéticamente absorbida, la atención no es ya algo difícil. Sólo hay que saber cuál es el punto correcto. Así que cierra los ojos, deja que los dos ojos vayan justo al medio, y siente el punto. Cuando estés cerca del punto, de pronto tus ojos se quedarán fijos. Cuando se vuelva difícil mover­los, entonces date cuenta que has dado con el punto correcto.

Con la atención entre las cejas, deja que la mente esté delante del pensamiento...

Si la atención está ahí, por primera vez verás los pensamientos co­rriendo ante ti; te convertirás en el testigo. Una vez que tu atención está enfo­cada en el centro del tercer ojo, te vuelves inmedia­tamente el testigo de los pensamientos.
Normalmente, no eres el testigo, estás identifi­cado con los pensamientos. No tienes ningún es­pacio entre tú y el pensamiento.
Pero concentrado en el tercer ojo, de pronto te vuelves un testigo. A través del tercer ojo te con­viertes en el testigo. A través del tercer ojo puedes ver los pensamientos moviéndose como nubes en el cielo o gente que pasa por la calle.
Estás sentado junto a la ventana mirando el cielo o a la gente de la calle; no estás identificado. Te mantienes distante, como quien observa desde una colina: diferente. Si hay ira, puedes mirarla como a un objeto. Ya no sientes que estás enfa­dado. Sientes que estás rodeado de ira -una nube de ira ha llegado a ti- pero no eres la ira. La ira vendrá una y otra vez, pero tú permanecerás centrado en ti mismo.
Esta técnica quinta es una técnica para encon­trar el testigo.

Cuando la atención está centrada en el centro del tercer ojo, suceden dos cosas. Una es que, de pronto, te vuelves un testigo.
Esto puede suceder de dos maneras. Te vuel­ves un testigo y estarás centrado en el tercer ojo. Intenta ser un testigo.
Independientemente de lo que esté pasando, no te identifi­ques con ello. Sé un testigo, un observador. Entonces, si se vuelve posible ser un testigo, esta­rás centrado en el tercer ojo.
A la inversa también sucede. Si estás centrado en el tercer ojo, te volverás un testigo.
Lo primero: al estar centrado en el tercer ojo, surgirá el testigo. Ahora puedes presenciar tus pensamien­tos. Esto será lo primero. Y lo segundo será que ahora podrás sentir la vibración, sutil, delicada, de la respiración. Ahora podrás sentir la forma de la respiración, la esencia misma de la respiración.

La ciencia dice que sólo estás respirando aire: El tantra dice que el aire es tan sólo un vehículo, no es lo auténtico. Estás res­pirando prana: vitalidad. El aire es sólo el vehícu­lo; el prana es el contenido. Estás respirando pra­na, no sólo aire.

Al estar centrado en el tercer ojo, de pronto puedes observar la esencia misma de la respira­ción; si puedes observar la esencia de la respiración, el prana, estás en el punto desde el que sucede el salto, el gran cambio.

Y cuan­do llegues a sentir la esencia de la respiración, el prana, imagina que tu cabeza está llena de prana; simplemente, imagínalo. No es necesario ningún esfuerzo. Siempre que adviertas que tu imaginación se ha vuelto real, en­tra en ti mismo y observa. En algún punto tu aten­ción debe de haber estado cerca del tercer ojo. Siempre que sucede esta coincidencia, no es una coincidencia. Parece que lo es porque no conoces la ciencia secreta. Si tu atención está en el tercer ojo, la imaginación es suficiente para crear cualquier fenómeno.

Imagina enton­ces que esta esencia está llenando toda tu cabeza, especialmente la coronilla. Y en el momento en que lo imagines, se llenará. Y que allí -en la coronilla-­ se desborde como luz. Y bajo ese desbordamien­to de luz te sentirás renovado, volverás a nacer, completamente nuevo. Eso es lo que significa el renacimiento interno.

Así que dos cosas: primero, cuando estás cen­trado en el tercer ojo, tu imaginación se vuelve potente, poderosa. Antes de realizar estas prácticas, sé puro. Porque donde hay poder hay peligro, y si la mente es impura, siempre que consigas poder tus pensamientos impuros se apo­derarán de ti inmediatamente.
Esta técnica quinta está en la base de todo hip­notismo.

Buda dijo: «Ahora que estás centrado en el ter­cer ojo, sueño y realidad son una sola cosa. Lo que estés soñando será real, y también a la inversa.»

Cuando estés centrado en el tercer ojo, imagi­na que la esencia del prana se desborda desde la coronilla, como si estás sentado bajo un árbol y caen flores, o como si estás bajo el cielo y de pronto una nube comienza a llover, o como si es­tás sentado por la mañana y sale el Sol y comien­zan a llegar sus rayos. Imagínalo, e inmediata­mente hay un desbordamiento: un desbordamiento de luz que cae desde la coronilla. Este desbordamiento te re-crea, te da un nuevo nacimiento. Has vuelto a nacer.

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